NO hay nada mejor que despertarme contigo cada mañana. Levantarme en busca de aquel cafe matutino que me devuelve a ser persona, y encontrar nuestra tazas entrelazadas, como estuvieron nuestras manos minutos antes. No hay mejor alegria que pensar en ti, con una sonrisa.
Y aquellas mañanas en las que no despertamos unidos, todas tus pertenencias me recuerdan que no eres un sueño, que fuiste y eres real.
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