martes, 19 de julio de 2011

Supongo que era predecible. Era de esperar que yo, como siempre, volviera a notar ese huracán de pensamientos que me aturden, que me volviera a fijar en el punto mas insignificante, en el miedo mas pequeño, en la palabra menos pensada y que, de nuevo tropezara con esa necesidad de cerrar los ojos, contar hasta 10 y respirar profundamente. Sabiendo que, apesar de eso, no me quedaré agusto.
¿Cómo pude realmente pensar que todo eso había quedado atrás? Invente en mi la capacidad de poner la mente en blanco y no hacer caso a lo que rondaba a mi alrededor, pero ahora, ahora sé que el equilibrio no existe. Solo es un cuento. Y que yo, claramente, no soy quien para intentar controlar al milímetro lo que pasa delante de mí.

1 comentario: